viernes, 5 de septiembre de 2014

SINTOMAS DE LA MEDIUMNIDAD



Toda persona que siente, con mayor o menor intensidad, la influencia de los Espíritus es médium. (…) Por consiguiente, se puede decir que todas las personas, poco más o menos, son médiums.


Son muchas las personas que desean saber si poseen alguna facultad mediúmnica y cuáles son los indicios que pueden confirmar o negar tal existencia.

Según las palabras de Kardec, el noble codificador de la Doctrina Espírita, todos somos médiums, pues hay continua interacción entre los dos planos (material y espiritual). Pero el grado de intensidad de la comunicación entre encarnados (vivos) y desencarnados (llamados muertos) es diferente para cada persona.

En determinados contactos el encarnado siquiera registra la influencia de un Ser desencarnado, mientras que en otros la influencia es patente.

En este estudio queremos enfocarnos en la facultad mediúmnica ostensible, es decir, la que permite identificar la existencia del contacto.

Es muy común que escuchemos relatos de personas que buscaron la asistencia de un Centro Espírita por sufrir algún desequilibrio y fueron orientadas a “desarrollar” la mediumnidad; algunas incluso, fueron direccionadas a los trabajos mediúmnicos de la institución sin ninguna preparación, asistencia o estudio.

Sin detenernos demasiado en analizar la irresponsabilidad de tal actitud que lamentablemente aún es común en muchas instituciones dichas espíritas, recordamos las palabras de Kardec:

Hasta el presente ningún diagnóstico se conoce para la mediumnidad. Todos los que se habían considerado como tales carecen de valor. (…)

Si la mediumnidad se tradujese por una señal exterior cualquiera, implicaría esto la permanencia de la facultad, mientras que ésta es esencialmente móvil y fugitiva. Capítulo I. Breve conferencia espiritista - Medios de Comunicación)

No hay ningún indicio de la facultad mediúmnica; sólo la experiencia puede darla a conocer.

Por lo que podemos notar, la facultad mediúmnica no puede ser identificada en el Centro Espírita o donde sea como si se tratara de un diagnóstico elemental y aunque así fuera, nos informa el codificador que la mediumnidad puede ser transitoria y alguien “diagnosticado” como médium hoy, puede no serlo mañana.


Pero ¿cómo saber si somos médiums?

Cuando estamos ante desequilibrios que nos afectan, lo principal es buscar un médico y considerar la hipótesis de un disturbio orgánico y que la asistencia espiritual, en una institución idónea, ocurra de manera simultánea.

Sabemos que determinadas influencias espirituales (obsesiones) de larga duración pueden alcanzar el organismo físico, pero la obsesión no es sinónimo de mediumnidad ostensible. Por lo tanto, es recomendable cuidar del cuerpo y del espíritu antes de pensar en una supuesta facultad mediúmnica, hasta porque la existencia de la mediumnidad exige ciertas responsabilidades.

Nos pareció importante hacer esas aclaraciones antes de profundizar un poco más en el tema para que no sea creada una falsa idea sobre la mediumnidad.

Kardec la explicó con mucho criterio y propiedad y no es nuestra intención contradecirlo, pues concordamos con sus enseñanzas.

El objetivo de este estudio es mostrar el resultado de experiencias serias y las lecciones expuestas en la literatura espírita confiable y fiel a la base kardeciana sobre los síntomas más comunes descritos por las personas que manifestaron la facultad mediúmnica ostensible.

Según Herculano Pires, en “Mediumnidad (Vida y Comunicación)” “la Mediumnidad se desarrolla como la inteligencia y las demás facultades humanas”, en un proceso cíclico que obedece a “etapas sucesivas”. En los niños es muy evidente y es común que registren presencias espirituales hasta más o menos los siete años. A partir de esa edad, “se desvinculan progresivamente de las relaciones espirituales” y se proyectan más en las relaciones terrenas. En la adolescencia se inicia el segundo ciclo y la mediumnidad se manifiesta de modo más intenso.

Recomienda el respetable estudioso que no se estimule la facultad en el primer ciclo, sino que el niño sea asistido con pases y oraciones. El adolescente puede comenzar a estudiar para entender mejor lo que le ocurre, pero sin intentar desarrollar la práctica mediúmnica. Y cuando las manifestaciones sean espontáneas “es conveniente limitarlas al círculo privado de la familia o amigos íntimos en instituciones para jóvenes, hasta que la mediumnidad se defina”.

El tercer ciclo ocurre entre los dieciocho y los veinticinco años y se orienta a que el joven estudie la Doctrina Espírita y la Mediumnidad más profundamente. A partir de esa edad, el médium ya puede dedicarse a la educación y a la práctica mediúmnica según su madurez y preparación.

Recuerda Herculano que en algunos casos el proceso de eclosión de la mediumnidad tarda hasta unos treinta años de madurez biológica.

El autor aún describe un cuarto ciclo, cuando la mediumnidad aparece en la edad madura o en la vejez por el proceso natural de desprendimiento entre el espíritu y el cuerpo físico. A eso Herculano lo llama “preparación mediúmnica para la muerte”, que puede durar muchos años.

La UEM (Unión Espírita Mineira), en su “Curso Básico sobre Mediumnidad”, explica que la Mediumnidad presenta diferentes naturalezas: propia o natural, de prueba o trabajo, de expiación, y misionera; y cada una de ellas posee características peculiares y se manifiesta de diferentes maneras:

La Mediumnidad propia o natural es adquirida a través de la evolución moral del individuo, cuando su facultad psíquica y su percepción se intensifican. LaMediumnidad de prueba o trabajo es precaria “como una tarea a ser desarrollada” por el encarnado para su mejora espiritual y la de sus semejantes, con una preparación antes de su reencarnación que le permitirá obtener excelente oportunidad de trabajo. La Mediumnidad de expiación es concedida a personas muy comprometidas ante las Leyes Divinas y se caracteriza por la imposición de una sensibilidad psíquica muy intensa, la cual debe ser utilizada para que el médium se libere de sus actos infelices del pasado y crezca espiritualmente. Generalmente surge causando sufrimiento y es común que se manifieste a través de fuerte obsesión. La Mediumnidad de Misión es concedida a Espíritus que ya alcanzaron cierta elevación espiritual y que quieren aportar voluntariamente en la evolución de sus semejantes, como intermediarios entre el Plano Material y el Espiritual.

Por las aclaraciones de la Unión Espírita Mineira nos resulta obvio deducir que la gran mayoría de los médiums encarnados se encuadran en la mediumnidad de prueba o en la de expiación, dado que nuestro planeta todavía es muy inferior y, para casi todos, las facultades mediúmnicas surgen causando muchos disturbios.

El Espíritu Manuel Philomeno de Miranda, en el libro “Temas de la Vida y de la Muerte”, comenta que muchas veces los efectos de la eclosión de la mediumnidadpueden ser confundidos con síntomas de algunas psicopatologías. Pueden surgir de manera sutil o vigorosa, “causan malestar, inquietud y trastorno depresivo”; en otros momentos exaltan la personalidad, producen sensaciones desagradables en el organismo, antipatías sin explicaciones y animosidades.

Añade que “muchas enfermedades de difícil diagnóstico, por la variedad de sintomatología, tienen raíces en los disturbios de la mediumnidad de prueba” o de expiación y acostumbran revelarse con desórdenes físicos y psicológicos.

Pasaremos a enumerar los síntomas de fondo mediúmnico más frecuentes que han sido observados por los estudiosos del tema y descritos por médiums que cuentan sus primeras experiencias.

El citado curso de la UEM explica que la mediumnidad propia o natural es el resultado del esfuerzo individual, de la perseverancia y perfeccionamiento en las sucesivas reencarnaciones y por ello dispensa las dificultades enfrentadas en la mediumnidad de prueba y expiación. Es una conquista del Espíritu que ya superó la fenomenología y penetró en el “plano extrafísico” por la intuición, la más elevada de las facultades mediúmnicas.

La manifestación de la mediumnidad de prueba o trabajo puede ser más o menos complicada según la elección del médium. Cuando es comprendida como una herramienta divina para la elevación espiritual, se presenta con signos de alerta. Si el médium rechaza la concesión, surge de manera dolorosa.

La mediumnidad de expiación, es impuesta al médium para su reajuste ante las Leyes Divinas y, por su naturaleza expiatoria, puede surgir con muchos sufrimientos si no encuentra la buena voluntad del deudor para la rehabilitación necesaria. Incluso puede revelarse como una obsesión de alto grado, la subyugación cuyo aparecimiento exige asistencia espiritual y no el desarrollo mediúmnico, como equivocadamente se supone.

El Espíritu Manuel Philomeno de Miranda en el libro citado describe los posibles síntomas de la eclosión de la mediumnidad de expiación:

En lo físico:
“dolores en el cuerpo sin causa orgánica; cefalalgia periódica sin causa biológica; disturbios del sueño – insomnio, pesadillas, pánico nocturno con transpiración excesiva -; taquicardias sin explicación; colapso periférico sin cualquier disfunción circulatoria; son todas perturbaciones generadas por la eclosión de la mediumnidad con sintonía desequilibrada.”

En lo psicológico:
“ansiedad; variadas fobias; perturbaciones emocionales; inquietud íntima; pesimismo; desconfianzas generalizadas; sensación de presencias inmateriales – sombras, figuras, voces y toques -, los cuales surgen de forma inesperada, desaparecen sin uso de medicinas y representan disturbios mediúmnicos inconscientes en consecuencia de la captación de ondas mentales y vibraciones sincronizadas con el periespíritu del enfermo” (Entidad sufriente o vengadora).

Pero Manuel Philomeno alerta que tales síntomas pertenecen a los cuadros de obsesiones simples y exigen cuidados en la educación y en la práctica mediúmnica.

Martins Peralva, en “Mediumnidad y Evolución”, también describe algunos síntomas que anuncian la mediumnidad: “reacciones emocionales insólitas, escalofríos, malestar, sensación de enfermedad, irritaciones raras”.

Eliseu Rigonatti, en “Mediumnidad sin Lágrimas”, además de algunos de los indicios de la eclosión de la mediumnidad ya enumerados, describe: “perturbación cerebral, sensación de peso en la cabeza y en los hombros, nerviosismo, sensación de cansancio, lasitud, cambios bruscos de sensación térmica corporal, falta de ánimo para trabajar, tristeza profunda o alegría excesiva sin razones”.

En el libro “Psicología y Mediumnidad”, Adenáuer Novaes amplía la lista de síntomas que caracterizan el aparecimiento de la mediumnidad:

Ideas y sentimientos inusitados que se presentan como presentimientos que se concretizan posteriormente; intuición aguzada; “arrepentimientos tardíos tras acciones inadecuadas” en las que faltó voluntad propia; alteraciones en el pensamiento y “desvíos en la elaboración de las ideas”; repetición de sueños premonitorios o con personas fallecidas; producción de ruidos y golpes extraños en el entorno; audición de voces y sonidos que parecen venir del interior de la cabeza; intenso deseo de escribir, a veces acompañado por temblores en uno de los brazos, con movimientos repetidos e involuntarios; sensación descontrolada de que puede ser tomado por algo y fuerte deseo de hablar; molestia toráxica y necesidad de gritar o llorar; manifestación de conocimientos inusitados; “frecuentes experiencias emocionales de “déjà vü”.

No obstante queremos aclarar que aunque nos hemos referidos a los síntomas de la eclosión de la Mediumnidad, no es demasiado decir que esa facultad no es la responsable por los sinsabores de los médiums.

El Espíritu Vianna de Carvalho, en el capítulo 7 del libro “Médiums y Mediumnidad”, afirma que no es la mediumnidad que genera el disturbio en el organismo, sino la acción fluídica de los Espíritus que favorece la posible sintonía, según la calidad de que ésta se reviste”. Y Manuel Philomeno añade que la ignorancia y la falta de asistencia son quienes generan los disturbios de fondo mediúmnico. Adenáuer Novaes explica que las invasiones psíquicas no tienen sus raíces en la mediumnidad sino que son facilitadas por ellas.

En definitiva, la elevación o inferioridad moral del médium y la aceptación o rechazo de su facultad son quienes influyen en el aparecimiento, en la intensidad y en la duración de los disturbios.

Después de tan amplia lista de síntomas relacionados a la Mediumnidad, el lector debe de creer que es muy fácil “diagnosticar” la facultad mediúmnica ostensible y que Kardec se equivocó, pero no es cierto. Todo lo que hemos descrito puede caracterizarse también por cuadros vinculados a la Medicina Tradicional o como casos de influencias espirituales que no “exigen” la práctica mediúmnica en una institución espírita.

Una vez más Manuel Philomeno explica que la manifestación de tales síntomas no significa que el individuo deba practicar la facultad mediúmnica, ya que luego de someterse a la asistencia espiritual adecuada y al estudio del Espiritismo, el equilibrio físico y el psíquico pueden ser recuperados por su transformación moral.

Chico Xavier decía que la mejor manera de distinguir los efectos mediúmnicos de la enfermedad física sólo se logra por la educación de la mediumnidad y que lo ideal es que la persona consulte un médico para confirmar o no la enfermedad.

Otro inconveniente en el diagnóstico de la mediumnidad es el caso de las facultades mediúmnicas temporales, como lo comenta Paulo R. Santos, en su libro “Casos y Experiencias con la Mediumnidad”. La facultad “puede manifestarse en cualquier época de la vida (…) y sufrir interrupciones, oscilaciones, cambios y excepcionalmente el desaparecimiento”, cuya “mayoría de las causas son conocidas solamente por la Espiritualidad Mayor”.

Continúa el autor diciendo que:

“la mediumnidad puede ser inducida o despierta por los Espíritus, por el uso de ciertas drogas o por el impacto de fuertes emociones. Será siempre temporal y artificial. (…) cuando son causadas por Espíritus Superiores el objetivo siempre será noble; (…) cuando son producidas por Espíritus imperfectos (…) son desagradables.”

El último caso pertenece al ámbito de las obsesiones a las que todos podemos exponernos si no mantenemos la vigilancia y la elevación moral, seamos o no médiums ostensibles.

Kardec, en la pregunta 459 de “El Libro de los Espíritus” expone:

¿Influyen los Espíritus en nuestros pensamientos y acciones?
– En este aspecto su influencia es mayor de la que creéis, porque, con frecuencia son ellos quienes os dirigen.

Si estamos atentos, podemos notar que la pregunta se refiere a todas las personas y no únicamente a los médiums, aunque es muy común que la mediumnidad surja bajo acciones obsesivas.

En el capítulo 23 del libro “En las Fronteras de la Locura”, Manuel Philomeno explica la frecuente incidencia de procesos obsesivos en el proceso de eclosión de la Mediumnidad diciendo que “el médium es un Espíritu endeudado” y por su inferioridad posibilita “el acoplamiento de mentes perniciosas del Más Allá” y de antiguos enemigos que intentan “impedirle el crecimiento espiritual”. Eso en los casos de la mediumnidad de prueba o de expiación.

Lo que queremos decir es que la Mediumnidad no es una misión o un privilegio, inclusive el Espíritu Emmanuel, en el capítulo XI del libro “Emmanuel” aclara que “los médiums generalmente son almas que fracasaron desastradamente (…) en el pasado” y que han reencarnado con el objetivo de “sacrificarse en beneficio de muchas almas que desviaron del sendero de la fe, de la caridad y de la virtud;” son “almas arrepentidas” que buscan reequilibrarse.

En ese momento el lector ya se imagina que este estudio es un tratado que desprecia a los médiums, pero tranquilízate porque no es este nuestro objetivo.
Queremos demostrar que la mayoría de los médiums son Espíritus que traen con ellos las características de nuestro planeta aún inferior, como la mayoría de los encarnados que no posee la facultad mediúmnica ostensible. No somos ni mejores ni peores. Todos estamos expuestos a la incidencia de las acciones obsesivas.

Queremos demostrar que es un error intentar desarrollar la mediumnidad a todo costo, sin reflexionar sobre las responsabilidades involucradas en la tarea, por creer que se trata de “un poder oculto que se puede desenvolver a través de la práctica de rituales o por el poder misterioso de un iniciado”. [Herculano Pires]

La mediumnidad no es un recurso para la autopromoción o para el enriquecimiento ilícito, sino una herramienta que Dios concede a las almas para su crecimiento moral, para que la usen en beneficio de su prójimo, para que se acerquen a Jesús, donando de sí mismo sin esperar recompensas.

El Espíritu deudor que utiliza su facultad mediúmnica como profesión, para obtener ventajas personales o para destacarse en la casa espírita es alguien que agrava su situación ante los Códigos Celestiales. Y los miembros de la institución que alimentan la vanidad de los médiums con la concesión de privilegios y con la aceptación de sus teorías y prácticas extrañas no aportan en su evolución, tampoco en la Causa Espírita.

No obstante, si alguien se identifica en los síntomas aquí expuestos, recomendamos que su primera preocupación deba ser su equilibrio espiritual y físico. Es importante buscar los recursos de la Medicina y la asistencia espiritual a través de la oración, la meditación y de los pases en una institución espírita seria, pero no la práctica mediúmnica.

La práctica mediúmnica es tarea para quien se siente bien, equilibrado y preparado. No es necesario apresurarse para empezarla, pues somos Espíritus inmortales y tenemos mucho tiempo. Además, sólo podemos donar lo que tenemos y no podemos brindar paz y equilibrio si todavía no lo conquistamos.

Cuando se concurre a una institución espírita seria, sus miembros sabrán orientar al asistido de modo adecuado y si la facultad mediúmnica se confirma, tras la asistencia, el estudio y el equilibrio, el obrero sincero podrá dedicarse a esa tarea de amor. Si no se trata de Mediumnidad no hay problema, pues hay muchas otras tareas hermosas que esperaban la colaboración de personas dedicadas.

Articulo de : Marina Silva


Obsesión, un Mal que nos puede Afectar a Todos


Obsesión, un Mal que nos puede Afectar a Todos
Antes de sumergirnos en los escollos de la obsesión, comenzamos por estudiar el pensamiento:

Imaginar es crear, cuando pensamos estamos emitiendo una determinada energía dotada de vida y movimiento. Actuando a través de ondas sutiles en circuitos de acción y reacción, imponiendo responsabilidad a la conciencia que lo manifiesta. Nuestros pensamientos generan nuestros actos y nuestros actos generan pensamientos en los otros, donde hay pensamiento hay corriente mental y donde hay corriente mental existe asociación. Toda asociación es interdependencia e influencia recíproca.

Según el Espíritu Emmanuel “La mente humana es un espejo de luz emitiendo rayos y asimilándolos, son esos rayos la fuerza de niebla o de luz, felicidad o desventura, cielo o infierno, donde quiera que el espíritu esté”.

Dios ha creado todo perfecto, al pensar o actuar mal estamos estropeando la creación divina, de ahí la gran importancia de pensar o actuar en el bien. Siempre que hacemos esto estamos edificando nuestra felicidad o rescatando antiguos errores del pretérito.

A través de un pensamiento continuo generamos una corriente mental que puede influir tanto sobre encarnados como en desencarnados y ellos sobre nosotros siempre que haya una sintonía. Esta propiedad intrínseca del alma explica el acierto de Allan Kardec al afirmar que la facultad mediúmnica es inherente al hombre, no constituye por tanto, un privilegio exclusivo de nadie al igual que el resto de facultades humanas están más o menos desarrolladas en todos los individuos. La influencia de un espíritu puede ir desde una simple sugerencia captada como un pensamiento a un intercambio completo de ideas entre el espíritu y el médium.

Según “El libro de los Médiums” de Allan Kardec, la obsesión es “El dominio que algunos espíritus logran adquirir sobre ciertas personas, esto nunca tiene lugar sino por espíritus inferiores”. Dentro de este fenómeno encontramos muchos matices, según el grado encontraremos:

Obsesión simple, la fascinación y la subyugación.

En la obsesión simple ocurre que un espíritu mentiroso engaña al médium en las comunicaciones que recibe, se hace pasar por quien no es aunque aquí el médium sabe que está siendo engañado y reconoce la artimaña. Esto sucede en una comunicación mediúmnica, pero ¿Qué ocurre con la acción de estos espíritus sobre el resto de encanados? Se trata simplemente de espíritus más traviesos que malvados, nos sugieren pensamientos enredados, contrariados, meten cizaña, etc. La gran mayoría de la población está expuesta a esta obsesión, aunque es necesario que haya una sintonía entre obsesor y obsesado, la cual proviene de procesos de vinculación mental entre ambos. A continuación citaremos un ejemplo: Al recibir una mala noticia, me enfado y con ese sentimiento bajo la vibración, la cual es captada por un espíritu travieso que mentalmente pincha para que me enfade más, al rato se me pasa.

Esta obsesión no es grave, aunque es desagradable.

La fascinación tiene consecuencias mucho más graves. Es una ilusión producida por la acción directa del espíritu sobre el pensamiento del médium, que paraliza su juicio con respecto a las comunicaciones que recibe. El médium no cree ser engañado y el espíritu consigue inspirarle una confianza ciega pudiendo hacerle aceptar las doctrinas más extravagantes y las teorías más falsas, como si fuera la única expresión de la verdad, e incluso dirigirle a cometer las acciones más ridículas. El espíritu suele manipularlo para alejarlo de cualquiera que pudiera abrirle los ojos y siempre cree tener la razón en todo. Los hombres más instruidos e inteligentes bajo otros conceptos no están exentos de esto.

Según aumenta el grado de dominio pasamos a la subyugación donde espíritus vengativos ejercen su influencia paralizando la voluntad del obsesado, haciéndole actuar a pesar suyo. La subyugación puede ser moral, cuando el médium toma decisiones absurdas y comprometidas o corporales, cuando el espíritu actúa sobre los órganos del cuerpo del médium provocando movimientos involuntarios, como por ejemplo no poder dejar de escribir incluso en los momentos más inoportunos.

Estas serían las características de fascinación y subyugación entre un espíritu y el médium, pero ¿Qué ocurre con el resto de la población?¿Está exenta de este peligro? Indudablemente no. Desde que el encarnado permitió el acceso de espíritus a su psiquismo, ellos irán infiltrándose lentamente, realizando un trabajo oculto de hipnosis mental. Un día, cuando queremos abrir los ojos el acogimiento se ha hecho tan profundo que se hace difícil apartarlo. Los psiquiatras están llenos de casos de esta índole, donde la ficha de más de un enfermo mental, para los espíritas serán hermanos que menospreciaron la ley de amor en el pasado, contrayendo compromisos con sus verdugos de hoy.

Como ejemplo de subyugación de espíritus a médiums, tuve la oportunidad de vivir un caso en primera persona realmente curioso e interesante, en el cual pude contrastar muchas características de fascinación y subyugación esclarecidas por Allan Kardec en el Libro de los Médiums capítulo XXIII “De la Obsesión”. Se trata de un chico que aprendió a hacer psicografía por sí sólo sin estudio previo ni compañía de nadie, permaneció tres días enteros psicografiando, apenas durmió, escribía de una manara compulsiva por todas partes sin poder parar (subyugación corporal). Me comentó que cuando llevaba mucho tiempo escribiendo, simplemente con un leve movimiento de mano, como se le había abierto el canal, llegaba a oír claramente a los espíritus. Las ideas más inverosímiles llegó a creer, me dijo que al estar viviendo un hecho tan palpable creía todo lo que le decían, desde que él era San Francisco de Asís hasta las cosas más absurdas.


Al tercer día, físicamente agotado y diciendo todas estas tonterías, cuando lo pudimos ver como estaba entre unos amigos y yo lo llevamos al hospital. Allí la doctora al verlo y contarlenosotros todo lo que decía le abría expediente psiquiátrico, justo en ese momento cuando rellenaba el informe médico, fue cuando el chico se dio cuenta de que estaba siendo engañado por los espíritus, al verse entre la espada y la pared en una situación que no comprendía. Para salir del paso le dijo a la mujer que había estado tomando drogas (siendo esto mentira).
Lo dejaron un día durmiendo en el hospital en observación. A la mañana siguiente le dieron el alta y regresó a casa. Según nos contó más tarde no dejaba de escuchar a los espíritus en todo momento, pero como ya no se fiaba de ellos ya no les hacía caso. En ese momento quiso cortar todo eso pero la percepción mediúmnica se había abierto tanto que permaneció entre una y dos semanas con los mismos síntomas.

Este es un caso, para mi, realmente importante ya que recuerdo como si fuera hoy cuando le aconsejaba que tenía que ir a algún centro espírita y estudiar la doctrina de Allan Kardec, respondiéndome él “Ahora mismo me están diciendo los espíritus que ni se me ocurra, que no te haga caso”.

Pasamos a analizar lo que vulgarmente se llama posesión, que no sería otra cosa que una subyugación corporal grave, ya que la palabra poseído presupone la existencia de seres demoníacos o de mala naturaleza, al igual que tampoco pueden estar dos espíritus dentro de un mismo cuerpo. Lo que sí ocurre es una dependencia completa o dominio casi absoluto del encarnado obsesado con respecto a los espíritus imperfectos obsesores que lo subyugan, donde sintonizados uno a otro el obsesor se aferra a la organización psíquica provocando un desequilibrio en la organización periespiritual con el consiguiente desajuste orgánico, ambos se encuentran prisioneros de los mismos pensamientos, emociones y sentimientos donde el remordimiento es siempre el punto de sintonía entre el deudor y el acreedor. Son dos hermanos, uno en la carne y otro fuera de ella con los cerebros intoxicados, es imprescindible comprender la perversidad como locura, la rebeldía como ignorancia y el desespero como enfermedad tanto obsesor como obsesado son hijos de Dios, hermanos nuestros que merecen todo nuestro cariño, amor y comprensión ya que nadie elude la justicia divina. Es preciso que el encarnado se rinda al bien y con eso conseguirá la modificación del “tonus mental” del adversario que se verá arrastrado a la propia renovación con sus ejemplos de comprensión, renuncia, humildad y fe.

Esperamos que un día las obsesiones y sus psicopatologías sean estudiadas por la ciencia oficial, especialmente en el área de la salud. El Espiritismo abre nueva senda en el “Arte de Curar”, proporciona a la ciencia el medio por el cual alcanza el éxito donde antes, casi siempre, se mal lograban sus esfuerzos, por la razón de no atender la causa del mal. Con el tiempo, creemos, habrá una nueva clasificación de las dolencias mentales deben influir los médicos espíritas y espiritualistas presentando estudios e investigaciones que contribuyan a esa nueva clasificación.

Estudiando la serie de André Luiz, podemos concluir que todos nosotros, espíritus en evolución en la Tierra, tenemos nuestracuota de obsesión en mayor o menos grado y todos estamos trabajando por la propia liberación, ya que todas las imperfecciones morales son otras tantas puertas abiertas al acceso de los malos espíritus, siendo el orgullo el principal de los defectos, porque es lo que la criatura menos se confiesa a sí mismo. El más poderoso medio para combatir la influencia de los malos espíritus es aproximarse, lo máximo posible, a la naturaleza de los buenos, es de gran importancia que de vez en cuando hagamos un examen de conciencia y que nos observemos interiormente, ya que sólo la renovación moral con estudio, reforma íntima y ejercicio en el bien pueden producir resultados efectivos en el campo de la obsesión.


Javier Gargallo
Centro Espírita “Entre el Cielo y la Tierra”

REGRESION DE LA MEMORIA



 El olvido del pasado constituye la verdadera misericordia de Dios para con Sus criaturas, por cuanto facilita el recomienzo en un nuevo cuerpo sin la carga de los recuerdos tormentosos resultantes de los hechos negativos perpetrados en existencias pasadas. Asimismo, favorece el olvido de las actividades ennoblecedoras y de los afectos especiales que han constituido la emulación para el propio progreso. 
La remembranza de los acontecimientos dañinos acarrearía, sin dudas, una alta carga de sufrimiento derivado del remordimiento, que dificultaría la prosecución de los compromisos elevados. En consecuencia, podría convertirse en motivo de desánimo generador de estímulos perjudiciales para el abandono de los deberes o el miedo de enfrentar nuevos desafíos. Además, el recuerdo detallado de determinados hechos traería a la memoria la presencia de cómplices igualmente comprometidos u otras personas víctimas o aún responsables por los actos indecorosos, aumentando así la animosidad con relación a esos últimos.

Por otro lado, la rememoración de los momentos gloriosos, de los afectos especiales si, de una forma, pudiesen transformarse en emulación para la continuidad del esfuerzo, haría correr el riesgo de elecciones especiales en detrimento de nuevas vinculaciones afectivas, lo que disminuiría el círculo de crecimiento fraternal en la búsqueda de la inmensa familia universal.

Aún merece ser considerado que la carga de los recuerdos de la existencia actual constituye ya un grave compromiso. En el caso de que se adicionasen aquellas que provienen de experiencias pasadas, por cierto perturbarían el mecanismo homeostático* o de equilibrio del individuo, en razón de no ser posible soportar la suma de emociones que superan su capacidad de resistencia fisio – psíquica.

El organismo humano es portador de un límite de energía apropiada para soportar emociones y sensaciones hasta cierto punto que, cuando es superado, se transforma en desajuste de sus sutiles equipos psíquicos, produciendo lecciones irreversibles. Por ésta razón, muchos seres interexistentes, que conviven simultáneamente en las dos esferas de la vida – la material y la espiritual – cuando no son moralizados o no consiguen armonizar el comportamiento con la estructura psíquica, caen en alucinaciones, en distonías nerviosas y mentales de difícil recuperación durante la existencia.

El ser humano, a pesar de permanecer aún más en la faja fisiológica que en la psicológica, más en la sensación que en la emoción, ya viene granjeando valores que le posibilitan liberarse de algunas de las constricciones impuestas por los actos infelices de las reencarnaciones anteriores, que pesan en el orden íntimo, generando sufrimientos rudos, alteraciones afligentes y otros problemas en el área de las relaciones inter-personales, de los conflicots sexuales, de los desafíos económicos y financieros, conduciéndolo a mayores descalabros cuando no a fracasos muy perturbadores.

Considerando que las Leyes Divinas son de justicia, pero también de amor, corresponde que sean restablecidos los códigos de honor que fueron quebrantados y sean recuperados los niveles de armonía que los actos desdichados produjeron.

La reparación de los errores es, por eso mismo, inevitable, no siendo necesario de forma inexorable que esa recuperación se dé exclusivamente a través del sufrimiento.

Jesús enseñó que el amor cubre a la multitud de los pecados y delante de la mujer equivocada que lavó sus pies en la casa de Simón, dominada por la ternura y por el arrepentimiento de la insensata existencia que se permitía, la liberó de mayores sufrimientos, confortándola con la sugestión dignificante: -¡Por mucho amar, tus pecados te son perdonados!

Ciertamente no la liberó de las consecuencias de los actos insanos, porque esas vendrían naturalmente como resultado del mal uso del libre albedrío. Le demostró que por medio del amor la criatura puede rehabilitarse de cualquier acción nefasta que se haya permitido, siempre que se empeñe en la rehabilitación, que es la gran meta de todo aquel que busca crecer y ser feliz.

Así, desde el inicio de la fenomenología mediúmnica y parapsicológica los investigadores de la psique humana, detectaron que en sus archivos actuales se encuentran los registros de los comportamientos pasados que, de cierto modo, están dictándole nuevos procedimientos o repeticiones de gravámenes que se esculpieron como agentes de perturbación.

En los procesos de amnesia o recuerdos espontáneos de vidas pasadas o aún mediante el concurso de la hipnosis, es posible revivir las experiencias olvidadas, a través de las cuales se puede explicar un sinnúmero de acontecimientos actuales.

Por otro lado, afirmados en las infinitas posibilidades de los archivos del inconsciente actual como del profundo, importantes psicoanalistas encontraron en los acontecimientos de la vida perinatal la causalidad de muchos traumas, fobias, complejos de inferioridad y superioridad, narcisismo, perturbando la conducta de sus pacientes. Por intermedio de los recursos hábiles para ese fin, vienen realizando incursiones exitosas, gracias a las cuales, liberan a muchos sufrientes de sus tormentosos estados del alma, limpiándolos de las marcas en ellos grabadas.

Cuando no son encontradas esas causas de desajuste en la fase actual ni en la infancia de los enfermos, fueron estimulados a retroceder la sonda de investigación y llegaron a los procesos más profundos de los registros, a los arquetipos colectivos, que son nada más que reminiscencias de otras reencarnaciones, encontrando allí los factores responsables por los disturbios que ahora los inquietan.

identificando las causas, trabajaron terapeúticamente en sus efectos y contribuyeron para que muchos otros sufrimientos enigmáticos cediesen lugar a la conscientización de las mismas, superándolas, por medio de la repetición de los hechos, bajo el auxilio y la orientación que demuestran ya haber tenido lugar y no deben proseguir más emitiendo ondas devastadoras sobre el psiquismo actual.

Es claro que en tales evocaciones bajo la hipnosis o inducción más suave, el paciente no recuerda plenamente la reencarnación anterior, sino que es orientado a encontrar el factor que detona el problema y que en él mismo se encuentra grabado.

A la propuesta desafiante el inconsciente responde con las matrices dañinas, facilitando revivir el mismo y la consecuente liberación de sus cargas malévolas.

Es claro que el asunto recién está comenzando en esa área y mucho habrá que estudiarlo, a fin de penetrarlo bien, evitando que nuevos recuerdos aumenten la suma de lo que ya existe en el consciente, y correr el riesgo de producir desarmonía homeostática.

Además, no todos los pacientes que fueron objeto de recordaciones por tal proceso se liberarán de efectos perniciosos de los actos infelices, esto es porque se hacen necesarios el cambio de comportamiento para mejor, la alteración de los planos mentales identificando deberes olvidados o nuevamente quebrantados, que constituirán un recurso reparador, liberación de los resultantes cármicos.

La concientización de la responsabilidad del ser humano delante de la vida, es una valiosísima terapia para la conquista de la salud física y mental, sobre todo para la realización moral, cuyas preliminares de actividad no siempre feliz, se encuentran en los paneles de la mente profunda, en los cimientos del inconsciente espiritual.

No obstante, cualquier incursión en esos dominios, sin orientación competente y especializada, destituida de objetivos nobles, animada por la curiosidad o la frivolidad improcedente, siempre resulta desastrosa, esto es, en imprevisible fracaso muchas veces de sabor amargo.

El ser humano es la medida de sí mismo. Auto-conocerse penetrándose cada día con el esfuerzo para la identificación de su realidad actual como pasada, constituye el gran desafío que está aguardando una resolución firme y la dedicación continua de cada cual.

Toda inversión de amor y de interés por la auto-iluminación debe ser aplicada en favor del proceso evolutivo, de forma que no cese el anhelo por el crecimiento interior, por la ampliación de los recursos ético – morales e intelectuales, produciendo sin cesar para el bien y para la vida, en la cual indiscutiblemente se encuentra comprometido.

LA VIOLENCIA



La violencia en los tiempos actuales está a la orden del día, raro es el hombre que cuando es contrariado, no responde a través de la violencia.
Violencia es todo aquello que hiere el equilibrio, es todo aquello que atenta contra las Leyes Divinas. Es desamor.
Los tóxicos, vicios, disturbios de toda orden, son violencias practicadas contra la salud del cuerpo y del espíritu.
Hay varios tipos de violencia.
La más brutal es la llamada violencia física. Es la más animalesca de todas, reveladora de los bajos patrones vibratorios de quien la practica.
En ella están encuadrados los casos de asesinato, apaleamiento, tortura, estupro, secuestro, lesiones corporales, etc.
La tan hablada polución es también una violencia, es un atentado contra las condiciones de vida, de salud y casi siempre resultado de la ganancia de las criaturas que desconocen las responsabilidades a que serán llamadas en el futuro. Algunos, por materialismo, ni siquiera creen que exista un futuro más allá del mañana.
Las personas son agredidas por el tono abusivo, como el resultado del deseo desequilibrado de hacer propaganda de alguna cosa, sea por interés político e incluso religioso, o sea por la simple falta de educación, de comprensión de lo que es la convivencia social o por pura estupidez.
Las criaturas son agredidas por la polución, sea de chimeneas, donde la ganancia monetaria impide la colocación de filtros propios y existentes en el mercado, sea por los tubos de escape de los vehículos fabricados sin los cuidados necesarios (siempre el lucro en primer lugar), sea por la falta de regularización del motor que el propietario tampoco manda regular para no gastar dinero.
También son os agredidos por asaltos, robos, abusos de autoridad, etc.
Es agresión por todos los lados y de todas las formas; una verdadera locura.
Constantemente preguntan cuál es la razón de que hoy existan más viciosos que antiguamente, si es consecuencia de una regresión moral de la humanidad.
En primer lugar es necesario esclarecer que nadie va hacia atrás en la evolución. El vicioso de hoy, era vicioso en encarnaciones anteriores. Siempre existieron medios de intoxicación viciosos, el alcohol, por ejemplo, es conocido desde la más remota antigüedad. Hojas, simientes y otros medios que tal vez se hayan perdido en el tiempo, siempre sirvieron para buscar el entorpecimiento que es un medio de fuga de la realidad.
Quien fuma marihuana hoy, tal vez fumase opio en China en el pasado. Así sucesivamente.
La tendencia hacia el vicio surge en las primeras reencarnaciones y no ahora, después de haber alcanzado un estado más avanzado.
Lo mismo ocurre con las taras, la falta de honestidad, la maldad, la maledicencia, etc.
Nadie perfectamente equilibrado queda deteriorado instantáneamente, ninguna persona absolutamente honesta se transforma en ladrón, ninguna buena persona se convierte en malvada, así como ninguna que realmente posee fe puede perderla.
Nadie, repito, nadie puede retroceder en la evolución. El ciudadano del ejemplo pasó la vida sin la oportunidad de demostrar su deficiencia moral, y en la primera oportunidad surgida falló, u, otra hipótesis bien probable, pasó la vida luchando contra sus tendencias, procurando librarse de su deficiencia pero, por culpa de su flaqueza, no resistió más y acabo fracasando.
La principal razón de esta situación es el hecho de que nuestro planeta se encuentra en fase de transición, de mundo de pruebas y expiaciones, se encamina a la categoría de mundo de regeneración, donde esos problemas serán muy disminuidos y encaminados a la extinción por la predominancia del bien.
Para los espíritus que constituyen la población del planeta, esta modificación de categoría, importan en la necesidad de mejorar sus patrones vibratorios para los nuevos límites o no podrán continuar reencarnando en la Tierra, siendo encaminados para mundos inferiores.
Este cambio exige dos providencias de la espiritualidad mayor. La primera es asignar la reencarnación de espíritus encargados de mejorar el conocimiento humano, preparando las condiciones de vida mejores del futuro. Esta mejoría también alcanza el lado moral y religioso. Por otro lado, por Misericordia Divina, es dada una oportunidad más a aquellos que se encuentran en la lista de ser expulsados. Es dada la oportunidad de recuperación que, infelizmente, la gran mayoría no aprovecha y vuelve a practicar el crimen, el vicio, la inmoralidad.
Es justamente esa aglomeración de espíritus desequilibrados en el campo material que nos da la impresión de que la maldad aumentó en el planeta. Es tan solo el hecho de que ahora hacen maldades en el campo físico en la presencia de todos, antes hacían el mal en el campo espiritual, obsesando, provocando el mal, provocando el desequilibrio incluso más intensamente de lo que pueden hacerlo ahora, solo que no eran vistos tan fácilmente.
Pero hay otro tipo de violencia para la cual no siempre hay dirigidas las miradas.
La llamada violencia verbal, en la cual están incluidas la calumnia, la difamación y la injuria, esto todos lo saben. Pero no queda solo en esto.
La palabrota, que viene siendo usada desenfrenadamente, apareciendo incluso en las letras de canciones populares, en las entrevistas de televisión, en las radios, en los periódicos, en fin, por todos sitios, es también una violencia.
La palabra mal usada perjudica el ambiente, atrayendo espíritus impuros y maliciosos.
La pornografía contamina tanto o más que el alcohol, es una violencia contra los principios de la moral evangélica, contra la educación. Es una falta de respeto.
Pero, además de esos tipos de violencia que podemos clasificar como físicas y verbales, hay otro tipo, poco hablado y sin embargo muy practicado. Se trata de lo que podemos llamar como violencia mental, causa primera de todas las otras.
Cuando pensamos emitimos ondas, emanaciones mentales, que van a impregnar nos solo nuestro periespiritu, sino también el ambiente y a las otras personas.
En “Evolución en dos Mundos”, escrito por el espíritu André Luiz, aprendemos que somos Co- Creadores.
Nosotros creamos a través de nuestra fuerza mental.
Enseña André Luiz, que la inteligencia humana utiliza el fluido cósmico para la Co-Creación, que él llama de Co-Creación en plano menor.
Dice que el pensamiento puede crear ambientes y ejemplifica con el Umbral al que llama: “lugares tenebrosos para la purgación infernal, generados por las mentes desequilibradas o criminales en los círculos inferiores y abismales”.
Son los pensamientos de desamor quienes crean esos ambientes.
Necesitamos aprender a crear lugares calmados, tranquilos y felices, mentalizando pensamientos armónicos, equilibrados.
Caso contrario, no habrá como huir, seremos co-responsables del desequilibrio resultante.
Casi todas las criaturas creen que basta controlar las acciones y las palabras, dando baza, a través del pensamiento a todas sus tendencias negativas.
Verdaderamente, a todos nos gustaría tener más elevación de la que poseemos, es el viejo complejo de culpa afligiendo nuestra conciencia.
Entonces, procuramos esconder de los que nos rodean nuestras deficiencias y pensamos: no voy hacer esto porque alguien puede verme y va a quedar feo (pero nuestro parecer no era este, sino que era bonito), no voy a decir eso porque alguien pude oírme y quedaría feo, van a descubrir que yo no soy un espíritu adelantado, tal como intento parecer.
De esta forma controlamos nuestras acciones y nuestras palabras, para que no descubran que somos espíritus todavía en un estado precario de evolución.
Pero, ¿y el pensamiento? Ahora, el pensamiento, si yo no lo cuento nadie lo va a saber. Y ahí es que está el mayor engaño. A través del pensamiento, algunos hacen miserias, ofenden, violentan y cometen los actos más horribles creyendo que nunca nadie lo va a saber.
Jesús ya nos había alertado para el hecho de: “nada hay encubierto que no haya de revelarse, ni oculto que no se haya de saber”, Mateo 10:26. La explicación a esas palabras está en el poder mental de Co-Crear.
Nuestros pensamientos se transforman en imágenes, ambientes, lugares, etc. Son perfectamente visibles a los espíritus.
Aquel que lee en el periódico que un marginado fue muerto y piensa, con alivio, uno menos… está apoyando la violencia y contribuyendo para que ella prosiga e incluso aumente en el planeta.
Es también un gran acto de desamor.
Verdaderamente, no hay mucha diferencia entre quien hace, quien manda y quien se alegra con el hecho.
Son raras las personas que nunca vibraron a favor de la violencia. Estamos entrenados intensamente para ello desde pequeños. La vibración del niño que ve al bueno golpeando o incluso matando al bandido es un excelente entrenamiento para vibrar violencia.
¿Quién no vio nunca, sea en el cinema o en la televisión, al espectador participar de la matanza de la cuadrilla o vibrar con los puñetazos que revientan la cara del bandido? Es el entrenamiento para la práctica de la venganza, ¿Quién sabe si no es el estímulo para que, en un futuro, aquel niño que grita de entusiasmo y aplaude la escena participe de un grupo de exterminio?
De esta forma se crea en nuestro mundo el ambiente propicio para la proliferación de todos los actos insanos.
Por ello, empezamos afirmando que la violencia es el resultado del campo vibratorio del planeta.
Este, a su vez, es el resultado del pensamiento de la humanidad.
Para cambiar es necesario el esfuerzo de cada uno de nosotros. Controlar nuestros pensamientos, evitar desequilibrios, producir amor.
Es difícil para espíritus de nuestro nivel evolutivo, pero el estudio del Evangelio y la práctica de la oración ayudan mucho a conseguirlo.
Que cada uno haga su parte, sin esperar nada de los demás, ni usar a los otros como disculpa, sin quejarse.
El Espiritismo enseña que nada ocurre sin una razón. Hay una Justicia Divina.
Hace falta oración por parte de la humanidad.
Hablamos de la oración verdadera, hecha con amor en el corazón y no de la simple recitación de palabras decoradas, sin ningún sentimiento y, a veces, incluso sin vincularse en lo que se está diciendo, sin concentración, con el pensamiento lejos o los ojos abiertos prestando atención en otras cosas.
Sólo la oración con intenso amor, vibrando armoniosamente es capaz de combatir la violencia mental, fuerza creadora de todas las otras formas de violencia, de todo desequilibrio existente en el planeta.